A medida que avanza la ciencia, aumenta también la cantidad
de niños con características particulares, esta particularidad hace que la comprensión
del mundo y las experiencias de uno u otro individuo sean absolutamente
diferentes. El reconocimiento del derecho de la personas, especialmente el
derecho a una identidad y a partir de ese pilar fundamental el derecho a
participar del mundo.
Pensando en la construcción de una sociedad pensada para
todos y diseñada por todo nuestro Hospital brinda un espacio para atender la
diversidad: Niños sordos e hipoacusicos”.
Cuando nace un niño “sordo “ los especialistas les
transmiten a los padres el diagnostico y se comete el error de informar todo.
Un aluvión de calamidades se descarga sobre los oídos de los tutores en un
momento en que no pueden escuchar por estar sumidos en un shock extremo. Le
comunican un listado de problemas que va
a tener a lo largo de su vida olvidándose muchas veces que tenga la deficiencia
que tenga o el parentesco sindromico que tenga con otros niños parecidos, es
UNICO para sus padres y debe ser nombrado e inscripto antes en la genealogía
familiar. Una información maldita es siempre una información mal dicha sin
importar los cuidados que uno tome. La reacción es inmediata: gritos, llantos,
etc.
Luego del diagnostico comienzan a transitar una serie de
etapas que marcaran el futuro de este sujeto. Es ahí donde desde nuestro espacio
en el Hospital comenzamos a trabajar con esta familia, apoyar, ayudar a
transitar el duelo lógico de enterarse que tiene un niño con condiciones
auditivas diferentes. Ayudarlos a comprender de que se trata esto de la
hipoacusia y cuales son las alternativas o caminos posibles que si nos aceptan
de muy buen agrado ayudamos atravesar.
Es un momento de muchas interconsultas con distintos especialistas,
otorrino, fonoaudióloga, neurólogo, estimuladora temprana, docente en Educ. Especial
,etc y por supuesto un pediatra de cabecera que se concentrara en recolectar la
información de los mismos y acordar un mismo diagnostico y tratamiento.
Los pilares
fundamentales del abordaje son: un equipamiento optimo (dependerá del tipo y
grado de sordera; hoy en día la tecnología ha hecho unos avances fantásticos en
esta área) el comienzo inmediato en una terapia de habilitación cognitiva audio
lingüística y para los que como yo trabajamos en terapia Auditiva verbal el
trabajo y apoyo de la Familia.
Existen periodos críticos de aprendizaje y en el caso del
lenguaje se sabe que los tres primeros años de vida son absolutamente
esenciales, de ahí las nuevas y afortunadas leyes de pesquisa de la hipoacusia
en forma neonatal universal que se han dictado en nuestro país.
Para concluir podría decir que la verdad que las primeras
respuestas de un niño hipoacusico o
sordo al sonido y cada uno de los pequeños pasitos que va dando en la
construcción del lenguaje son mi fuente de energía inagotable que me impulsa a
seguir y seguir trabajando y creciendo en mi profesión en este hospital.
Prof. Mariana V Falcone de Muratore.
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